12/10/09

Luna lunera...


Mi perra es especialista en salirse con la suya. Ya hablé de cómo entró en nuestra casa en anteriores entradas, y en la actualidad sigue siendo una profesional en el arte de dar lástima para conseguir lo que quiere.

El otro día, estábamos comiendo en el jardín con unos amigos y los perros estaban en el porche, pero separados de nosotros por una valla. Tenían comida, agua, y 1000 metros de parcela para correr, jugar y perseguir ladrando a los coches que pasan por la calle.

Pero Luna, en vez de hacer cosas de perro, se nos quedó mirando medio ahuyando poniendo su carita de pena para darnos lástima y así dejarla pasar dónde estábamos, con el único fin de cazar algún trozo de pollo de la paella que nos estábamos comiendo.
Cualquiera que vea la foto de Luna puede pensar que es una perra maltratada, encerrada en una jaula con barrotes y famélica, cuando en realidad pesa 25 kilos, come todo lo que quiere y se las apaña para subirse a nuestra cama a dormir sin que nos demos cuenta ante el primer ronquido de Dani (o mío).

Ay Lunita, que suerte que has tenido. En otra vida yo quiero ser perro, pero en mi casa...