Al llegar a casa y vernos Norah, se ha puesto loca de alegría, y quería hacerlo todo al mismo tiempo: agitar las manos, sacudir las piernas, mover la cabeza de una lado para el otro, gritar... todo de golpe. Su tío Dani la ha cogido en brazos y le ha dado un par de vueltas por el comedor de los abuelos, y ¡le encanta la velocidad!.