24/10/11

Desesperación


Así es como me siento ultimamente. Deprimida.
Si yo me siento así no puedo ni imaginarme como se siente el resto de mi familia. Intento ponerme en su lugar, en el lugar de cada uno de ellos cuando estoy a su lado. Escucho con ternura las historias que me cuentan de mi suegro, las anécdotas que necesitan contar una y otra vez para no olvidarlas y que se queden grabadas, para que no se pierdan en el tiempo. Veo los días de bajón de los demás e intento que no me afecte, pero esta semana me ha afectado ya dos días. Días en que he estado más susceptible a los comentarios de mis compañeros y de mi marido, días en los que he salido llorando del colegio porque ha habido un intercambio de expresiones más fuerte de lo normal... días en los que mi amado esposo me ha buscado y me ha necesitado y yo no he sabido estar a la altura. Porque yo también necesito mi espacio, mi tiempo, mi duelo... porque no era mi padre, pero lo quería casi casi como si lo fuera. Porque me meto en su página de facebook y leo sus comentarios donde le dice a otros que está deseando ser abuelo, donde me dice bonita, lo orgulloso que está (estaba) de mí. Porque veo sus últimas fotos y no dejo de preguntarme que por qué no los veíamos más a menudo... que por qué no me preocupé más de su salud como lo hago con mi propio padre (al cual lo tengo agobiado de tanto preguntar).
Días en los que, como hoy, mi suegra está viendo la tele mientras escucho pequeños sollozos, que se cortan en cuanto me acerco. Días como hoy en los que mi marido está en la cama esperándome, mientras yo me quedo en el despacho para desahogarme un poco, para que hoy no me vea llorar, para que piense que hoy el día ha sido bueno, que su madre estaba feliz y que dentro de poco ya habrán pasado dos meses.
Y también es día de rabia, de los que pueden hacer más y no lo hacen, no se muy bien por qué. De los que prefieren hacer una llamada de vez en cuando o irse a la playa con los amigos en vez de estar con quienes les necesitan. ¿Por qué no están aquí?... Creo que por falta de empatía, o porque es mucho más fácil evadirse que enfrentarse a la realidad.
Y hoy es uno de esos días en los que me plantéo seriamente llamar a la consellería y mandar al cuerno nuestro expediente de adopción una temporada bien larga... pero no puedo. No quiero quitarme esta ilusión aún a sabiendas de que es el peor momento. De que si ahora llegara nuestr@ hij@ necesitaría una familia cerrada, crear un vínculo, saber quienes son sus padres, tener claro a quien debe abrazar y pedir ayuda. Días en los que el resto de la familia, aunque les duela, sobran. ¿Cómo hacer esto en estos momentos?. Es imposible.
Sueños aplazados, nuevamente. Pero no rotos.
Pero yo, desesperada, deprimida y... que se yo!