26/5/10

La realidad de la adopción

Aunque intento no pensar en el tema, lo cierto es que saber que posiblemente el mes que viene nos valoren para el certificado de idoneidad de adopción hace que esté mas pendiente de noticias que saslen por interne, foros...

He visto este enlace, que literalmente me ha puesto los pelos de punta y con el que me he sentido identificada en mis temores. Lo dejo aquí porque creo que es muy interesante.


"...Nos han llamado. Hay un niño esperándonos, pero tiene un “pero”. Alegría contenida. Gajes de las necesidades especiales, supongo. Uno desearía poder ser feliz, pero le vence el temor a no ser capaz de asumir ese “pero”. Ansiedad por descubrir de qué se trata. Todos los sentimientos se quedan retenidos, salvo los nervios que bamban a sus anchas.

Por fin llega el día en que te cuentan en qué consiste ese “pero”. A simple vista no parece grave, pero uno desconoce el significado del nombre de la enfermedad que tiene la criatura. Uno pregunta, busca información. Jarro de agua helada. No es algo banal, es muy serio y hay muchos grados. Hay que saber dónde se ubica exactamente la criatura. Podemos estar hablando de algo invalidante. Entonces uno llora, llora amargamente. Llora por la criatura y llora por no poder ser el padre o la madre que el niño necesita, por tener que reconocer que le supera, que no está preparado.

Es un dolor profundo, sordo, insoportable... Uno no quiere escuchar y sin embargo tiene que prepararse para lo peor. Uno llora porque no quiere verse en la situación de tener que decir que es incapaz y teme no saberlo decir y hacer desgraciado a un pequeño que se merece lo mejor. Uno no puede parar de llorar porque el mundo se le ha caído encima. Luego uno se levanta y empieza a buscar información concreta sobre el niño, al que no quiere llamar hijo para que su corazón no se haga más añicos de lo que ya está pero al que siente como tal. Y remueve cielo y tierra en su busca. Por fin la encuentra. Los peores presagios, gracias a Dios, no se han cumplido. La enfermedad es grave, pero el niño la padece en el grado más leve. Uno respira por primera vez en tres días.

Ahora hay que plantearse muchas cosas. Uno tiene que plantearse si será el padre o la madre idóneo, si será capaz de proporcionarle herramientas a su hijo para que su enfermedad no sea un obstáculo insalvable. Uno tiene que enfrentarse a sus miedos, incluso a aquéllos inconfesables, y uno tiene que vencer. Además hay que replantearse sus expectativas sobre los hijos y uno tiene que aprender en cuestión de horas la lección de vida más difícil, aunque parezca una perogrullada: los hijos no son la extensión de uno, son seres independientes y puede que uno quiera que jueguen con otros niños y puede que el niño no pueda jugar, pero puede que aunque pudiera, no quisiera, así que qué más da, a qué plantearse esas cosas si no hay respuesta para ellas. Uno tiene que aprender que el hijo le dará alegrías, y más alegrías cuantas menos expectativas estén puestas sobre él.

Y de repente uno se da cuenta de que ya ama a ese hijo y que sus miedos son los mismos que los de cualquier otro padre o madre así que uno se da cuenta de que ya ha decidido y que ahora le queda aprender a vivir sin que sus miedos afecten a su hijo. Entonces uno siente en su corazón cuánto le debe a una criatura a la que aún no conoce y desea verla y tenerla en sus brazos y se siente profundamente agradecido porque la vida le haya permitido ser el padre o la madre de ese ser tan maravilloso. Deseo con todo mi corazón que llegue mañana y pueda por fin, ver su cara, tenerlo junto a mí, junto a nosotros. Besos a todas..."

1 comentario:

Elinge dijo...

Hola:

¡Enhorabuena!, me adelanto al resultado de vestro examen de capacitación para la adopción. Espero que los eduquéis en la Fe y vuestra vida sea el mejor ejemplo que una criatra pueda recibir para crecer en Gracia y hacer el bien.
¡Felicidades!, no tengáis miedo.